CAPÍTULO
5
Entonces Vega empezó a hablar sobre los Juegos
Olímpicos del planeta Tierra, los cuales al parecer eran los más famosos de
toda la vía Láctea. Tras unas dos horas de frenética descripción de cada uno de
los deportes de las olimpiadas, momento en que Críspity, que en un principio
había prestado mucha atención e interés, ya cabeceaba, Luke la pidió que
parara.
- Huy, lo siento -se disculpó Vega, algo
avergonzada- es mi mayor defecto. Cuando empiezo a hablar, cojo carrerilla y no
hay quien me pare. Me gustaría poder no hablar tanto, pero ni ningún médico ni
ningún poder de los míos me han podido librar de esta carga.
-Bueno, ya será menos -dijo Luke, animándola- todos
tenemos defectos, pero éstos son los que nos hacen especiales. También nuestras
ventajas, como tus poderes, por supuesto. Se apresuró a decir, pues Vega
empezaba a tener los ojos incandescentes, pero ese comentario sólo empeoró las
cosas.
- ¿Una ventaja? ¿Mis poderes, una ventaja? No,
señor mío. ¿Acaso es una ventaja no poder ir a los Juegos Olímpicos y que la
gente te rechace porque seas diferente? Ya no pudo decir más, pues unas enormes
perlas transparentes caían por sus mejillas y estalló entre sollozos.
-Perdona, no sabía todo eso. Sólo sabía que no te
dejaban ir a los Juegos Olímpicos, pero no sabía que la gente te rechazara
-ahora era Luke el que se disculpaba-. Aún así, todos estamos de suerte hoy. Tú
nos has salvado la vida y ahora tienes nuevos amigos.
Yo no voy a discutir, pero para mí que allí había
algo más que amistad. Para empezar, el destino había unido a estas tres
personas y el destino nunca hace algo porque sí.
Rodrigo